Era una tarde
soleada en Lima, capital del Per?, y est?bamos sentados en el despacho
del Sr. Gong Xiangci, Presidente de la Junta de Directores de la
Agencia de Viajes Sal?n. Los grandes ventanales de suelo nos separaban
de la calle y los televisores de fuera donde los fan?ticos del f?tbol
estaban mirando absortos la Copa Mundial y lanzando v?tores ensordecedores.
La lejan?a es
un hechizo tentador. Yo sospechaba que eso era lo que Gong se dec?a
para sus adentros. Antes de dejar China, era pintor de la Asociaci?n
de Literatura y Arte de la Provincia de Fujian, miembro de la Redacci?n
y redactor de arte de la "Literatura de Fujian" y de las "Selecciones
Literarias de Taiwan y Hong Kong". Ocupado como estaba, a veces
incluso ten?a que salir a medianoche a alg?n cruce de rieles para
producir croquis para el Diario de Fujian. Sin embargo, no pod?a
reprimir su suspiro por la lejan?a, nacido de su temperamento. Aprovechando
los intervalos de trabajo o d?as feriados, tal como un viajero profesional,
Gong recorri? todas las provincias y regiones de China salvo T?bet
y Xinjiang, embeles?ndose por los bosques, los r?os, las monta?as
y los valles.
?Ir lejos y a?n
lejos! Por este anhelo rom?ntico irrenunciable Gong abandon? la
comodidad y opt? por un rumbo dif?cil.
Gong arrib? a
Lima teniendo tan s?lo 500 d?lares en el bolsillo. Escogi? esta
ciudad por la facilidad de viajar, mas no la tom? como punto terminal.
Se estableci? en Lima simplemente para desafiar el desd?n del cr?tico
de arte y comerciante de pinturas m?s reputado del Per?.
De ascendencia
espa?ola, este se?or, que hab?a editado ?lbumes de diez pintores
peruanos, siempre miraba por encima del hombro a los artistas de
Oriente y en su mente mezquina el ?leo era el ?nico arte verdadero.
Por consiguiente, cuando Gong organiz? la primera exposici?n de
pinturas chinas y le entreg? en persona la tarjeta de invitaci?n
en su galer?a, el se?or ni siquiera se movi? en su sill?n detr?s
del escritorio y replic? no sin burla que el arte estaba en Occidente
solamente.
Gong se indign?
no s?lo por el desprecio de su persona sino m?s por el desd?n de
un ignorante a la civilizaci?n china de cinco mil a?os. Posteriormente,
cambi? su h?bito de encerrarse en el estudio y el mundo natural
y subi? al estrado de aulas. En el Instituto Nacional de Bellas
Artes y la Universidad de la Mujer presentaba la pintura china tradicional
e improvisaba creaciones. Al mismo tiempo, escog?a algunos temas
de inter?s universal para explorar nuevos m?todos de interpretaci?n
combinando el estilo chino con el occidental. El empe?o no le defraud?.
Al cabo de varios a?os, sus t?cnicas y su nivel pict?rico hicieron
progresos considerables.
En seguida llovieron
sobre ?l invitaciones a exposiciones de pintores peruanos y le
llegaron pedidos de comerciantes de arte de Estados Unidos. Y hasta
la galer?a del se?or antes mencionado le invit? a una exposici?n.
Resentido, Gong no hizo caso de la invitaci?n, pero por cortes?a
envi? un cesto de flores. Poco despu?s, el se?or dijo que
iba a viajar a China y le invit? a una comida. Esta vez recibi?
en persona a Gong en la puerta de la galer?a y le acompa??
a su despacho. Al salir, Gong descubri? que en la puerta del
despacho colgaba un almanaque con una pintura de rinoceronte producida
por él.
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