El final de la ruta: Motuo Motuo, nuestro destino final, está situado en el tramo más bajo del río Yarlung Tsangpo. Rodeados de nubes y niebla, podemos ver los picos más altos y los barrancos empinados de esta tierra intacta. Muchos pájaros cantan en el bosque, y algunos rayos de sol emanan entre la niebla y los árboles. El vapor de agua, formado en el Océano índico y en la Bahía de Bangladesh, flota en el aire, rodeando los picos más altos durante todo el a?o. Abundan las azaleas y las orquídeas, y grandes lirios blancos florecen en los extensos prados. En tiempos pasados, a los aborígenes de los grupos étnicos como los Menba o los Luoba se les conocía como “comunidades salvajes”, ya que apenas se comunicaban con el exterior. Hasta el día de hoy, algunos pueblos remotos siguen siendo un misterio. La gente local respeta la naturaleza en esta reserva idílica. El misterio y la serenidad emanan de esta tierra y de los corazones puros, simples y poderosos de sus habitantes. Antes me solía preguntar por qué la gente local no deja este inhóspito lugar y por qué los turistas siguen volviendo unos tras otros. Estos dos días en Motuo, observando el alrededor, recordando todos los paisajes incomparables que he visto durante el camino, pensando en toda la gente que he conocido, he encontrado poco a poco la respuesta. Según oficiales de la Región Autónoma del Tíbet, Motuo dispondrá de carreteras para el a?o 2012, marcando el fin de la única comarca china sin carreteras. El proyecto de construcción de carreteras empezó en 2009, y uno de los proyectos clave, el túnel de Galongla, se completó el 15 de diciembre de 2010. |