El taijiquan se practica con los brazos y las manos moviéndose en curvas. Como sabemos, cualquier cosa que impacte contra un objeto que se mueve en un sentido curvo se desviará, reduciendo así el impacto en mayor o menor grado. Es por ello que uno puede anular la fuerza de un ataque con mayor efectividad a través de movimientos circulares que con un contraataque lineal. Esta es también la razón por la cual una persona hábil en las técnicas del taiji puede derrotar a un oponente con mayor fortaleza física.

Por supuesto, al hacer hincapié en las ventajas de los movimientos circulares, no debemos nunca llevar su uso al extremo. Como rezan las máximas del taiji: "conserve su energía a través de movimientos circulares antes de liberarla en una dirección recta” y “almacene la energía como cuando tensa un arco, y libérela como cuando dispara una flecha”. Por lo general, quien está a la defensiva emplea muchos movimientos circulares para igualar y neutralizar las fuerzas entrantes; pero al lanzar un ataque se debe tomar la fuerza propia para enviar un golpe directo desde cerca con el propósito de conseguir un efecto más poderoso.

Los movimientos del taijiquan se realizan de manera longitudinal, lateral, sagital y sobre numerosos ejes oblicuos – todos muy coordinados-. Un consumado practicante de taiji puede no ser un físico, pero en la práctica debe aplicar muchos principios de la mecánica, consciente o inconscientemente.

 

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