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6 de abril de 2013. El presidente chino Xi Jinping y su homólogo peruano, Ollanta Humala, firman un acuerdo de cooperación en Sanya, Hainan. CNSPHOTO |
Durante la visita del presidente Xi Jinping a América Latina, entre finales de mayo y principios de junio, los dirigentes y la prensa locales hablaron con mucha frecuencia del “sue?o chino”, el cual, según consideraron, también podía ser compartido por sus países, en aras de impulsar un desarrollo común.
Este punto de vista se basa en los hechos. En los últimos 20 a?os, la relación económica y comercial entre China, América Latina y el Caribe ha registrado un desarrollo sin precedentes, con el establecimiento de relaciones de asociación estratégica integral entre nuestro país y los principales estados latinoamericanos. Tomemos como ejemplo a México. El volumen comercial bilateral anual entre finales de la década de 1980 e inicios de la de 1990 no llegó a superar los 100 millones de dólares, mientras que el de los primeros cuatro meses de este a?o ya ha alcanzado los 11.400 millones. En 2012, el comercio entre China, América Latina y el Caribe llegó a los 261.200 millones de dólares, un aumento de 8,7 veces en comparación con los 26.800 millones registrados en 2003.
El rápido desarrollo del comercio China-América Latina ha traído enormes beneficios a ambas partes. Sin un suministro cuantioso de materias primas de América Latina, hubiese sido difícil imaginar el desarrollo sostenido y estable que ha experimentado la economía china. Del mismo modo, la tasa de crecimiento económico en América Latina, que ha podido superar la media mundial y afrontar el impacto de la crisis financiera, se ha visto beneficiada del desarrollo económico chino.
La Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (CEPAL) fue la primera en revelar este “secreto”. Durante mucho tiempo, EE. UU. fue el único motor de recuperación y desarrollo para la economía latinoamericana. Sin embargo, desde el nuevo período de desarrollo económico, iniciado en 2003, la situación ha venido cambiando. En 2005, un informe anual de la CEPAL consideró por primera vez a China como el segundo motor del crecimiento económico latinoamericano. A partir de entonces, la CEPAL ha puesto cada vez más atención en el papel que desempe?a China en la recuperación y crecimiento económico de América Latina y el Caribe, y ha publicado una serie de artículos que refutan las teorías sobre una “amenaza china” y un “neocolonialismo” que propagan algunos medios informativos de países desarrollados. La institución ha recalcado en muchas ocasiones la importancia de que los países de América Latina aprovechen las oportunidades que trae consigo el crecimiento de China, fortalezcan la cooperación y logren beneficios comunes y ganancias compartidas. El punto de vista y las sugerencias de la CEPAL han pasado la prueba del tiempo y vienen ganando el reconocimiento de cada vez más países latinoamericanos. Esta es la razón principal por la que América Latina mantiene un optimismo con relación al “sue?o chino”.
El comercio con los países de América Latina y el Caribe es equilibrado en general, pero presenta algunos problemas. Por ejemplo, el comercio con México es desequilibrado. En los últimos 20 a?os, China ha registrado un gran superávit en el comercio con el país azteca. Esta situación, en lugar de haberse originado por las políticas comerciales chinas, ha sido provocada más bien por la relación entre la oferta y la demanda del mercado y la estructura industrial. El déficit del lado mexicano ha permitido que algunas industrias relacionadas de ese país sufran una mayor presión en la competencia, lo que ha generado investigaciones y restricciones antidumping sobre algunos productos chinos. No obstante, este no es el mejor camino para resolver el problema del déficit. Las medidas antidumping no han sido capaces de proteger eficazmente las industrias de baja competitividad y las víctimas son los consumidores. De hecho, estas medidas no han logrado detener el impulso del crecimiento comercial entre China y México. Por decir lo menos, aunque algunos de los productos chinos estén prohibidos de ingresar al mercado mexicano, el vacío generado como consecuencia de ello se llenará sin duda e inmediatamente por productos de otros países asiáticos, por lo que algunos sectores mexicanos continuarán enfrentando una fuerte competencia. Quizás encuentren más problemas inflacionarios.