430auto.com | 23. 05. 2024 | Editor:Teresa Zheng | [A A A] |
Los aranceles de EE.UU. ponen a prueba la autonomía estratégica de Europa
El 21 de mayo, mientras participaba en un acto en Fráncfort (Alemania), la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, afirmó que “Estados Unidos y Europa deben responder al exceso de capacidad industrial de China de forma estratégica y unida”. Instó abiertamente a la UE a intervenir de urgencia para “poner coto” a las crecientes exportaciones chinas de tecnología verde, incluidos paneles solares y turbinas eólicas. Dada la firme oposición de Alemania de elevar los aranceles sobre los vehículos eléctricos (VE) chinos, es evidente que este discurso fue meticulosamente elaborado tanto en el dónde como en su redacción.
Es claro que el objetivo de Yellen es provocar fricciones comerciales entre el bloque europeo y China, y vincular estrechamente al primero a la estrategia de Estados Unidos. En los últimos días, la funcionaria ha solicitado con frecuencia a Europa que aborde “el exceso de capacidad industrial de China”, lo que demuestra indirectamente su debilidad y ansiedad en poner fin al sector chino de nuevas energías. A Washington le urge contar con el apoyo al otro lado del Atlántico esperando que este “asuma la batalla”. Se trata esencialmente de coaccionarlo en cuestiones económicas.
La UE enfrenta actualmente una disyuntiva: seguir a Estados Unidos en la adopción de medidas unificadas contra China o mantener su autonomía estratégica. ?Debe bloquear a toda costa las exportaciones chinas de VE o proteger los intereses de sus propias empresas en un mundo globalizado? El bloque es pionero en el desarrollo de la economía verde y un ejemplo para el mundo. De seguir los pasos de su par norteamericano en la creación de barreras comerciales ecológicas pondrá a prueba el compromiso con su agenda de desarrollo verde.
Hoy por hoy, la dirección general europea continúa por la senda de la autonomía estratégica y la sobriedad política. Según el South China Morning Post, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, indicó que la UE presentaría “un enfoque diferente” al de Estados Unidos. El canciller alemán, Olaf Scholz, se?aló que la mitad de las importaciones de VE chinos han sido producidas por fabricantes occidentales. Además, el jefe de BMW, Oliver Zipse, declaró previamente que el único propósito de subir los aranceles es blindar una industria, pero “no creemos que nuestro sector necesite protección”.
Una razón fundamental es que Estados Unidos no puede suprimir el rubro chino de nuevas energías. Politiza la economía y el comercio con la Sección 301, no reconocida por la comunidad internacional, y a menudo impone gravámenes punitivos a otros países. Su comportamiento no solo incumple sus compromisos arancelarios en el seno de la OMC, sino también muestra una conducta proteccionista típica que perturba el orden normal del mercado internacional. Muchos países, incluidos los europeos, han resultado afectados por ella. Ahora, Washington vuelve a blandir dicha vara contra un campo emergente con un potencial ilimitado, y las consecuencias saltan a la vista.
Además, Europa debería admitir que la capacidad industrial y las habilidades de producción de China han avanzado gradualmente durante su proceso de reforma y apertura, incluidos los efectos económicos indirectos de un mercado abierto a la inversión extranjera y a las compa?ías conjuntas. A lo largo de este recorrido, varias firmas europeas se han beneficiado. El rápido desarrollo actual de la industria china de nuevas energías va a la par con la tendencia mundial de conservación de la energía y reducción de emisiones, y supone un aporte sustancial a los esfuerzos mundiales en favor de la energía verde. Desde el punto de vista de la conservación de la energía y el recorte de emisiones global, cualquier freno u obstáculo al rubro es inoportuno y contraproducente en desmedro de la tendencia actual. Creemos que Europa es plenamente consciente de ello.
De hecho, al margen de la perspectiva de algunos en Estados Unidos, el avance y la apertura de China traen oportunidades, no riesgos, a Europa y al mundo. El espíritu del libre comercio es la piedra angular de la UE y la fuente de su prosperidad económica. El proteccionismo no resolverá sus problemas; entorpece el desarrollo y sacrifica el futuro. Muchas mentes sabias en su seno lo saben. China y la UE son respectivamente el segundo socio comercial del otro y son fuerzas importantes en la construcción de una economía mundial abierta. Washington suele mencionar a sus “amigos europeos”. Es de esperar que respete sus intereses vitales y defienda su derecho y el de otros países a desarrollarse de forma independiente.