Ni?os almuerzan en la aldea Liuzhuang, Pizhou, provincia oriental china de Jiangsu.

Liu Long, de 35 a?os, es un amante de las artes marciales chinas. Al percatarse de que sus hijos también mostraban interés e imitaban con frecuencia sus movimientos, decidió entrenarlos y los vecinos pronto también enviaron a sus hijos a las prácticas.

A medida que el número de aficionados crecía, Liu y su esposa Gu Dandan decidieron organizar un curso. Liu desea que los ni?os crezcan felices y sanos, y que las artes marciales devengan una afición de por vida.