Por Qiguang Zhao*
El a?o del Dragón en China ya está muy cerca. La gigantesca criatura china es un símbolo de poder y buena suerte, pero en las tradiciones griega y judeocristiana, los dragones eran a menudo maliciosos. En la tradición occidental, este animal mítico siempre aparece ligado a un cazador, como San Jorge o Perseo. En el libro bíblico del Apocalipsis, el gran dragón rojo con siete cabezas y diez cuernos tembién se es llamado Satanás, el diablo o la serpiente antigua.
Por lo tanto, en las últimas dos décadas, algunos acedémicos chinos han argumentado que China no debe tomar el dragón como símbolo nacional porque, según ellos, el dragón es considerado como vicioso, malicioso y agresivo en Occidente. Por esa razón, el comité organizdor de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 descartó el dragón como mascota, debido a su “imagen desfavorable para algunos occidentales”, y desde entonces, el dragón ha sido poco a poco ignorado en los medios chinos, sobre todo en las publicidades hacia el exterior.
Ahora los chinos se muestran más asustados y amilanados con el dragón que los occidentales. Tienen miedo de la impresión que causa a los occidentales, porque China es “armoniosa” y no quiere que los demás desconfíen por la agresividad que se le supone. Ahora vemos muy pocos dragones en China. Vemos logotipos de McDonalds y pandas que pueden ser más adorables y agradables a los extranjeros, pero los dragones antiguos y magníficos, tanto como los animales reales, son una especie en peligro de extinción en la China moderna.
Como un estudioso del dragón que ha vivido en los Estados Unidos desde hace 30 a?os, me temo que ésta es una dirección muy equivocada. Esas personas se imaginan lo que los extranjeros piensan de nosotros y toman medidas sobre la base de esta imaginación. En psicología, esto se llama proyección. No saben que los dragones ya no son el malo en las historias occidentales, a diferencia de sus antepasados en los cuentos medievales y las batallas que se convirtieron en pasado y menos comunes. Esas proyecciones están totalmente equivocadas porque los dragones han sido el símbolo de China desde la antigüedad más remota. Una cultura debe seguir su propia tradición y ganarse así el respeto de los demás.
El símbolo de Estados Unidos es un águila calva. Nadie ah preguntado a los chinos si el águila es demasiado calva. El símbolo de Rusia es una águila de dos cabeza, y los rusos no consideran consultar a los chinios si las dos cabeza son de mala suerte. Incluso una nación peque?a, Bután, muestra con orgullo el dragón en su bandera nacional. Los chinos no deberían tener que renunciar a su símbolo preocupándose de que a otros no le guste.
Otro argumento contra el Dragón es que es un símbolo imperial, por lo que no se correspondería con la China moderna. Es cierto que el emperador Han Gaozu (206-195 a. C.) afirmaba haber nacido después de que su padre viera un dragón sobre la cabeza de su madre, y desde entonces, todos los emperadores chinos afirmaban ser decendientes de los dragones. Pero no pudieron arrebatar a la gente común su amor por el Dragón. Se pueden ver drgones tallados o pintados en muchos lugares en China. Derrocamos al último emperador en 1911. La bandera nacional del Imperio Qing era un dragón amarillo, pero la imagen del dragón debe ser separada del emperador. No tenemos que tirar al ni?o con el agua sucia después de ba?arlo.
La imagén de los dragones se ha convertido en simpática, curiosa y exótica en las últimas décadas en Occidente. No sé de dónde sacan los académicos la impresión de que a la sociedad moderna, incluso en Occidente, todavía les dan miedo los dragones. Todos mis estudiantes en Estados Unidos dicen que les gustan dragones en lugar de darles miedo, como advierten algunos acedémicos chinos.
Los jóvenes estadounidenses crecen viendo ‘Dragon Tales’, un programa infantil en la cadena pública sobre dos ni?os que se ven transportados a un mundo de fantasía habitado por dragones, y leyendo las historias de fantasía como ‘Los cazadragones de Pern’, de Anne MacCaffrey. Todos los dragones son amables y felices de hacer amigos con los seres humanos. Cuando pude promocionar mi programa de estudios en el extranjero, invité a los estudiantes que habían crecido con estas historias a venir a la tierra del Dragón, y llamé a mis estudiantes “Jinetes de dragones”. Todo el mundo se mostraba muy contento y orgulloso. De hecho, ellos consideran los dragones con respeto y curiosidad, quieren bailar con ellos y hablarles con la lengua del Dragón.
Para la cumunicación entre culturas, la gente necesita un símbolo conocido y respetado. Cuando la estatua de la libertad se mostró en el papellón estadounidense en la Expo Mundial, nadie djio que no le gustara esa estatua. Las personas respetan a los que tienen confianza y un mensaje positivo. Así que los chinos deben dejar la bandera del dragón ondear con mucho orgullo, con la confianza de decir al mundo: “Así somos nosotros. ésta es nuestra tradición”. Esta criatura gigantesca, llena de imaginación y de armonía, debe irradiar la luz de los chinos a todo el mundo. No hay nada que temer de esta criatura gigantesca e imaginaria, ni del propio pueblo chino.
*El autor es professor de la Universidad de Carleton, y autor del libro ‘Un Estudio de los Dragones de Oriente y Occidente’, entre otros.
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