Xiao Guai, estudiante de 20a?os de la Universidad de Medicina China de Beijing, trabajaba como el Demonio de Tazmania (el energético personaje de dibujos animados que de mueve a la velocidad del rayo por todos lados) vendiendo en un supermercado y dando clases particulares de matemáticas a un estudiante de instituto. Tras varios meses, consiguió ahorrar suficiente dinero para pagarse el viaje.
En mayo empezó a reclutar a simpatizantes que la acompa?asen. Al principio Xiao consiguió enrolar a 5 hombres y dos mujeres. Poco tiempo antes de la salida, la madre de una de las mujeres se opuso al viaje y rompió en pedazos el billete de avión de su hija. La otra mujer no apareció y no dio se?ales de vida al grupo. Al final, Xiao realizó el viaje a Lasa con los cinco hombres.
Seria reacción
Durante el viaje de Sichuan al Tíbet, pudieron observar la antigua ruta comercial conocida como “Camino a caballo del Té, el puente de Xindu y el traicionero río Lancang.
Su reacción a la altitud era el mayor reto para Xiao. La monta?a de Zheduo era el primer desafío auténtico del grupo. Aunque el camino a través de las monta?as se alargaba sólo 33 kilómetros, la altitud subió hasta los 1.800 metros.
Al amanecer del 20 de julio, el grupo salió de Kangding (un condado de Sichuan). Los ciclistas pedalearon de subida todo el camino (no se bajaron de la bici ni un segundo), y pronto se encontraron exhaustos y faltos de aire al respirar. Uno de los miembros del equipo siempre se quedaba al lado de Xiao para animarla.
"Tuvimos traspiés, y nos parábamos a respirar cada pocos minutos” recuerda Xiao.
Después de que se uniera al resto del grupo, quienes marchaban a la cabeza, en lo alto de la monta?a, Xiao no pudo evitar romper a llorar.
Desafortunadamente, la nariz de Xiao se puso a sangrar con sus lágrimas. Los otros miembros del equipo le dieron pa?uelos y palmaditas en el casco. Había sido un arduo viaje hasta el punto donde se encontraban, pero todavía les quedaban 11 monta?as.
Tras cruzar la monta?a de Zheduo, se les apareció el puente de Xindu. Colocado en medio de un paisaje con cielo azul, nubes blancas, álamos blancos y colinas onduladas, el puente de Xindu sería el paraíso de cualquier fotógrafo. Para los ciclistas, sin embargo, era el infierno!
"Las condiciones de la carretera que atravesaba el puente de Xindu eran pésimas. Hacía días que llovía y el camino se había convertido en una gran ciénaga, por donde los camiones rugían al transitar sin descanso", recuerda Xiao.
Estación con historias
Se pararon en una estación para descansar llamada Yake. Se le conocía desde hacía mucho como “ el paraíso para los viajeros".
La estación disponía de todas las facilidades necesarias, y el equipo pudo navegar por internet, lavar sus ropas y limpiar sus bicis.
El due?o, de 34 a?os del motel les comentó que llegó a la zona hacía bastantes a?os y que de súbito se enamoró del lugar y decidió quedarse.
Ascensor
Las colinas que se aparecían delante de los ciclistas constituían una prueba a su estado físico. Pero haber elegido no usar el ascensor era una prueba espiritual. Muchos de los ciclistas optan por coger el ascensor antes que enfrentarse a la dureza del ascenso.
Xiao fue la primera en sentir la tentación de coger el elevador tras completar el viaje a lo largo de la monta?a de Kazila, con una altitud de 4.718 metros.
La naturaleza ofreció a Xiao y sus compa?eros con vista paisajísticas que quitaban el aliento. La mayor parte del tiempo, se sentía como pedaleando entre monta?as, y a menudo elevaba el brazo para ver si alcanzaba las nubes.
Xiao decidió coger el ascensor para cruzar la monta?a de Dongda, a 5.008 metros, y entrar a Zougong (condado del Tíbet), a 3.877 metros.
A lo largo del camino llovía intensamente y tanto Xiao como el resto del equipo estaban calados de la cabeza a los pies. Las condiciones de la carretera eran deplorables y los ciclistas a menudos se veían caminando entre las aguas.
Para entonces Xiao empezó a sentir dolor. Como no quería abandonar, decidió tomar el ascenso. Mientras estaba en el ascensor hasta Zougong, Xiao descubrió que las vistas ya no le interesaban, pues no estaba subida a su bicicleta. Así, tan pronto se subió al ascensor, las vistas dejaron de formar parte de ella.
En Lasa
El 9 de agosto fue el último día en el viaje de Xiao al Tíbet. El equipo se levantó a las 6 de la ma?ana y se marchó. Tras viajar más de 20 días, el viaje iba a tener un perfecto final.
Xiao estaba nerviosa y gritaba la distancia de la última etapa de su viaje. No le preocupaba tener una reacción a la altitud.
"Lasa, ?Ya llego! Lasa, ?espérame!" chillaba al acercarse a la capital del Tíbet. Xiao y sus compa?eros llegaron hacia las 6 de la tarde.