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430auto.com | 26. 09. 2013 | Editor: Rui Dong | [A A A] |
(430auto.com)- En medio del ajetreo del aeropuerto de Katmandú, se puede apreciar una de las escenas más amargas de la globalización. En la terminal de salidas, padres llenos de lágrimas y de esperanzas dicen adiós a sus queridos hijos, quienes se suman a los cientos de miles de nepaleses que se dirigen al extranjero para trabajar. Al otro lado de la terminal, entre las olas de pasajeros recién llegados, los ataudes de los trabajadores inmigrantes son transportados en carros de equipaje para que sean recogidos por las familias. Algunos de los familiares son estoicos, otros lloran y se retuercen en el suelo. Un promedio de tres o cuatro cuerpos llegan diariamente.
Estos son los grandes perdedores del escandaloso abuso y explotación de unas de las personas más pobres y marginadas del planeta: los trabajadores que cada a?o dejan Nepal para llegar al Medio Oriente.
Ganesh Bishwakarma era uno de esos trabajadores.Para Ganesh, Catar era un oasis en el desierto, una tierra prometida donde podría trabajar para salir de la aguda pobreza en la cual ha vivido atrapada su familia desde hace varias generaciones, en el distrito rural de Dang, en Nepal. Como muchos otros en su aldea, conoció a unos agentes de reclutamiento que le prometieron un trabajo remunerado y la oportunidad de ayudar a su familia. Se fue, prometiendo que regresaría y construiría una hermosa casa para su madre.
Regresó, después de dos meses y dentro de un ataúd. Tenía 16 a?os.
“No pensamos que moriría de esta manera” dice su abuela, Motikala. “No pensamos que estaríamos llorando de esta manera”.
Era tarde por la noche, cuando la ambulancia que transportaba el cuerpo de Ganesh se detuvo afuera de la peque?a casa de barro de la familia. Las lamentaciones de sus amigos y vecinos empezaron mucho antes de que su ataúd fuese traido a casa por su angustiada familia. Durante toda la noche, la familia del ni?o se apretujó alrededor de su ataúd.Al despuntar el alba, la familia le dio su último adiós y encendió una pira funeraria para él.
Con sólo 16 a?os, Ganesh era muy joven para inmigrar legalmente para trabajar, pero eso no detuvo a los reclutadores locales para que dispusieran de un pasaporte falso diciendo que tenía 20 a?os. El agente cobró una suma exorbitante a cambio de dar al chico un trabajo haciendo limpieza en Catar- muy por encima del límite legal fijado por el gobierno nepalés- dejando al chico y a su familia con una deuda por reclutamiento de 150.000 rupias (1.511 dólares), que prometieron pagar con una tasa de interés de 36%.
Cada a?o, casi 400,000 nepaleses y nepalesas dejan sus pueblos y aldeas para irse a trabajar al extranjero. Más de 100.000 se dirigen hacia Catar, donde el sector de la construcción, que se encuentra en pleno auge, junto con un feroz apetito por la obra de mano barata son impulsados tras haber conseguido exitosamente convertirse en el anfitrión de la Copa Mundial 2022.Sin embargo, en vez de los salarios y posibilidades que se les ofrecieron, muchos de estos trabajadores son llevados a redes de explotación, corrupción y fraudes y cada vez más, hacia la esclavitud y la muerte.
Para muchos de estos inmigrantes, su destino ha sido sellado desde antes de que dejen Nepal. “(Los trabajadores nepaleses)se van sin hacer preguntas”dijo Nilambar Badal, director del Centro de Inmigrantes de Nepal, que advierte a los inmigrantes sobre el riesgo de trabajar en el extranjero. “Y entonces se les extrae cada centavo”.
Aunque la construcción de los estadios aún está por comenzar, Catar ya es un gigante de las construcciones pues se prepara para la Copa Mundial. Los sitios de construcciones pueden variar: desde extensos abismos que arrastran a miles de trabajadores, hasta un pu?ado de hombres encargados de la construcción de una casa de veraneo. Lo que no cambia es el implacable calor y la humedad. Los trabajadores en la mayoría de los lugares visten monos de trabajo azules oscurecidos por las manchas de su sudor. Se envuelven, incluso cubren sus rostros con telas para protegerse del sol. En muchas ocasiones, únicamente se les pueden ver los ojos.
A diez millas del centro de Doha, los obreros trabajan bajo un sol abrasador en el desarrollo de la ciudad de Lusail. Para 2022, este inmenso lugar será la reluciente nueva metrópolis de Catar y el centro del torneo de la Copa Mundial. A pesar de esto, existen cada vez más pruebas que indican que se está construyendo en parte con el trabajo forzado de hombres que se encuentran a sí mismos sin poder para abandonar el país, pues sus salarios son retenidos para impedirles que huyan, sus pasaportes confiscados y privados de los documentos de identificación necesarios para moverse libremente sin miedo a ser arrestados.
Algunos trabajadores en la ciudad de Lusail dicen que no han recibido sus salarios desde hace meses y que solamente pueden ver como aumentan los montos de los intereses de sus deudas en Nepal. Un grupo finalmente se declaró en huelga y exigió sus salarios; un paso drástico, dado que las autoridades pueden simplemente expulsarlos, por la menor de las infracciones, hacia la miseria y vergüenza de vuelta a casa.
“La situación se ha vuelto tan mala que hemos tenido que declararnos en huelga tres o cuatro veces para exigir nuestro salario” dijo SBD, un migrante nepalés que trabaja en Lusail. “Una vez nos robamos las llaves de los autobuses que nos llevan al trabajo para que no pudieran obligarnos a ir. Fuimos a la policía, pero se rehusaron a ayudarnos”.
A una hora de distancia, una amplia zona industrial polvorienta al oeste de Doha, es hogar de cientos de miles de trabajadores inmigrantes. Las temperaturas pueden alcanzar los 50°centígrados y los obreros llegan a trabajar hasta 12 horas al día, asegurando que no se les proporciona agua para beber.
Por la noche regresan a sus viviendas sucias y atiborradas en el centro industrial Sanaya, en donde el hedor de las aguas negras es insoportable y donde los trabajadores alegan que 600 hombres comparten 2 cocinas. “Las cocinas están infestadas de mosquitos, cucarachas y bichos” dijo KKB, uno de los residentes. “Las moscas se posan sobre la comida. La gente se está enfermando”.
El terrible costo para los trabajadores inmigrantes, que construyen las infraestructuras para la Copa Mundial, se refleja en el sector de la construcción de Catar.
En una peque?a habitación detrás de la embajada nepalesa, el diario británico the Guardian encontró docenas de trabajadores inmigrantes buscando auxilio y compensación por parte de sus empleadores. “Cuando terminó mi contrato de dos a?os, pedí a mi empleador que me dejara regresar a casa. Se la pasó prometiéndome que emitiría un permiso de salida para mí y me enviaría a casa, pero nunca lo hizo”. Dijo Bir Bahadur Lama, de 25 a?os, quien lleva un a?o intentando regresar a Nepal. “El a?o pasado mi empleador me vendió a otro hombre, pero cuando se dio cuenta de que era un trabajador sin papeles, me despidió. Mi única opción ahora, es entregarme a la policía y confiar en que ellos me deporten”.
Un numeroso grupo buscó refugio luego de que su empleador no les pagara salarios durante meses. Dijeron que ahora se negaba a expedir los permisos de salida que necesitaban para regresar a casa.
“No queremos abandonar nuestro dinero, pero estamos arriesgando nuestras vidas quedándonos aquí. No vale la pena” dijo Ramesh Kumar Bishwakarma, de 32 a?os, quien no ha recibido pago alguno en 10 meses. “Tan sólo entréguenos un boleto y nuestros pasaportes. Queremos irnos lo más rápido posible”.
Para un número cada vez mayor de inmigrantes, la única salida de Catar es en un ataúd. Las tasas de mortalidad entre los obreros nepaleses han aumentado en los últimos a?os. El buró de promoción del trabajo extranjero de Nepal (FEPB por sus siglas en inglés) calculca que 726 inmigrantes murieron en el extranjero en 2012, un aumento del 11% del a?o anterior.
El grupo de defensa de los derechos de los inmigrantes, la Comisión de Coordinación Nepalesa Pravasi (PNCC por sus siglas en inglés) dijo que el número real de muertes posiblemente sería el doble, ya que las cifras del FEPB incluyen solamente a aquellos cuyos parientes exigieron una compensación o el dinero de un seguro. Colocan las pérdidas humanas en cerca de 1.300. “El número de muertes entre los inmigrantes nepaleses es mucho más alto que el de otros países del sur de Asia” dijo Mahendra Pandey, presidenta de la PNCC. “La mayoría de los nepaleses trabaja en la construcción, pero no tienen experiencia en este tipo de trabajo, que es mucho más riesgoso que otros empleos. Frecuentemente se dan cuenta de que no les están pagando un buen salario, lo que provoca que muchos se suiciden”.
La causa más común de las defunciones que se se?ala en las formas es algún tipo de insuficiencia cardíaca. Existe confusión respecto a por qué muchos jóvenes, aparentemente saludables, están muriendo de paros cardíacos y son tantos que ahora se conoce comúnmente a estas muertes como “síndrome de muerte repentina”
“Estos trabajadores que están falleciendo son jóvenes, pero los ataques al corazón no son una causa de muerte común entre las personas jóvenes” dijo el doctor Prakash Raj Regmi, presidente de la Fundación del Corazón de Nepal, quien se?ala como posibles causas a las pésimas condiciones de trabajo y vida sufridas por los trabajadores, a?adiendo que: “Estos hombres tienen hábitos alimenticios pobres, altos niveles de estrés mental y trabajan largas horas en condiciones extremas”.
A la familia de Ganesh se le dijo que el chico había muerto de un paro cardíaco semanas después de haber llegado a Catar. Es algo que la familia encuentra duro de aceptar. “Mi hijo era fuerte. Ni siquiera tuvo un resfriado” dio su padre, Tilak Bahadur. “Se fue al extranjero y murió inesperadamente. ?Fue el clima u otra cosa?”
El gobierno nepalés parece reacio a hacer algo, aún a pesar de la creciente evidencia de los abusos laborales que enfrentan miles de sus ciudadanos.Culpa a las agencias de reclutamiento, a las cuales acusa de engatusar a trabajadores vulnerables para que firmen contratos fraudulentos y paguen tarifas excesivas.
“Sabemos de estos problemas y hemos tomado algunas medidas en contra de las agencias responsables” dijo Divas Acharya, director del departamento de empleo en el extranjero de Nepal. “Estamos tratando de hacer más, pero carecemos de personal y recursos suficientes”.
Para la familia de Ganesh, la esperanza que sintieron hace dos meses, cuando su hijo marchó a Catar, se ha convertido en incertidumbre y desesperación. Mientras que las llamas de la pira funeraria se apagaban, los pensamientos de su padre se volvieron hacia la deuda que Ganesh dejó tras de sí. A pesar de las esperanzas de su hijo de regresar a casa convertido en un hombre rico, la familia nunca recibió una sola rupia de Catar.
“No sé cómo voy a pagar el préstamo que tomamos para pagar por el trabajo de mi hijo. Está en mi mente todo el tiempo. Sé que el prestamista no me perdonará” dijo. “Ni siquiera quiero volver a escuchar el nombre de Catar”.
De la seguridad a la servidumbre
Para la mayoría de los miles de obreros inmigrantes que acuden en tropel al Medio Oriente, sus problemas se originan en casa, donde agentes sin escrúpulos frecuentemente les imponen altas tarifas para encontrarles un trabajo y les hacen falsas promesas sobre salarios y condiciones contractuales.
Los más despiadados falsifican documentos, incluyendo certificados de salud, para hacer que sus “clientes” parezcan más aptos para el trabajo de lo que realmente son. Los inmigrantes más pobres usualmente piden dinero prestado- a menudo con tasas desmedidas- a prestamistas o a otras personas en sus aldeas para poder pagar.
Una vez que se encuentran en Catar, el sistema de kafala vincula al trabajador a un solo patrón. Los obreros tienen muy poco margen para quejarse de las malas prácticas, tales como la confiscación del pasaporte, pagos tardíos de salarios y falta de emisión de documentos de identidad,porque los empleadores saben que sus trabajadores dependen de él. La kafala requiere que los empleadores reporten a los trabajadores que renuncien sin permiso por “fugarse”, un delito que puede ser castigado con la detención o la deportación. También requiere a los obreros que obtengan permisos de salida de sus empleadores antes de poder salir al extranjero.
“No podemos huir y no podemos cambiarnos de compa?ía” dijo un electricista que trabaja en un nuevo aeropuerto internacional. “Si nos escapamos, la policía podría atraparnos; les tenemos miedo. Nos convertiríamos en ilegales”.
De acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo,el trabajo forzoso es “todo trabajo exigido de alguien bajo la amenaza de alguna pena y para el cual la persona no se ha ofrecido voluntariamente”.
La lista de la OIT especifica un rango de condiciones que son características del trabajo forzoso. Las alegaciones de los nepaleses concuerdan con muchas de ellas, incluyendo la violencia física, exclusión de la comunidad, supresión de los derechos y privilegios, empeoramiento de las condiciones laborales, la retención de los salarios y de los documentos de identidad y el endeudamiento inducido.
Human Rights Watch dijo: “La ley de patrocinio prohibe a los trabajadores inmigrantes que cambien de empleo sin el consentimiento de sus empleadores; incluso cuando estos no pagan salarios competitivos, ni proporcionan condiciones decentes o satisfacen las condiciones del contrato de trabajo, los trabajadores no pueden simplemente cambiarse de trabajo”.
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