La Iglesia Católica en Uruguay ha sido sacudida por un escándalo después de que un obispo acusara de chantaje a dos individuos con los que tuvo sexo.
Francisco Barbosa, obispo de la ciudad de Minas (120 kilómetros al noreste de Montevideo), pidió "perdón" a los fieles en una carta difundida hoy por la prensa.
En la misiva, el prelado anunció que acatará "con total obediencia" cualquier decisión en torno a él por parte de El Vaticano y solicitó a los feligreses que no juzguen a la iglesia por lo que él haya hecho.
Barbosa había denunciado a la policía de Minas (capital del departamento de Lavalleja) que era extorsionado por dos ex reclusos, a quienes había contratado para realizar tareas en la iglesia.
En diciembre, el obispo invitó a los dos sujetos a una cena que culminó con relaciones sexuales que fueron grabadas con un teléfono celular.
Días después comenzaron las extorsiones, que derivaron en el procesamiento y nueva encarcelación de los dos acusados.
El integrante de la Conferencia Episcopal de Uruguay, Pablo Galimberti, dijo que el proceder de Barbosa constituía "una falta grave" y "un hecho moral que quebranta el voto de pobreza y castidad".
El futuro del obispo en la iglesia lo definirá el papa Benedicto XVI. Barbosa enteró personalmente de su conducta al pontífice en una carta. Fin