Para una compa?ía como GM cuya importancia y prestigio fueron resumidos en frases que alguna vez fueron populares como "Lo que es bueno para General Motors es bueno para Estados Unidos" y "Como le vaya a GM le va a la nación", su solicitud de protección de quiebra es algo extraordinario.
El gobierno estadounidense, que a fines del a?o pasado prestó 19 mil 400 millones de dólares del dinero de los contribuyentes a GM en una controvertida acción de rescate, ha desempe?ado un papel clave en dirigir y penalizar a GM en las conversaciones de reestructuración clave con el sindicato de trabajadores de autos y con los poseedores de bonos, para garantizar una quiebra sin contratiempos y una reactivación rápida.
También va a ofrecer otros 30 mil millones de dólares para ayudar a la creación de una nueva GM, en la cual se convertirá en el mayor accionista, con 60 por ciento de las acciones. Sin embargo, el gobierno ha puesto en claro que no tiene intención de nacionalizar al fabricante de autos.
"Queremos una salida rápida y limpia tan pronto como las condiciones lo permitan", dijo hoy el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, durante una visita a China.
Como GM produce en 34 países y emplea a 244 mil 500 personas a nivel mundial, algunos gobiernos extranjeros, preocupados por los cierres de plantas y las pérdidas de empleos, también contribuyeron al rescate.
Los gobiernos de Canadá y la provincia canadiense de Ontario prometieron otros 9 mil 500 millones de dólares en ayuda para la reestructuración de GM, a cambio de una participación de 12,5 por ciento en la nueva GM. En Alemania, el gobierno aceptó el domingo prestar a Opel, la subsidiaria europea de GM, 2 mil 100 millones de dólares, para preparar el camino para la adquisición de la compa?ía por parte de Magna International Inc., un proveedor canadiense de piezas de auto.
GM, que encabezó las ventas mundiales de autos por 77 a?os consecutivos hasta 2007, junto con Chrysler y Ford Motor Co. en los llamados Tres de Detroit, ha estado perdiendo terreno frente a sus competidores asiáticos y europeos debido a su excesiva dependencia en las camionetas SUV, poderosas pero con un alto consumo de combustible; a la deficiente administración de costos; y a los laxos controles de calidad. Su participación en el mercado estadounidense cayó de más de 50 por ciento en su mejor época a aproximadamente 20 por ciento y ha perdido 82 mil millones de dólares en los cuatro a?os pasados.
La crisis financiera mundial que se vive actualmente provocada por la crisis hipotecaria estadounidense, se convirtió en la gota que derramó el vaso para la gigantesca compa?ía, cuyas batallas finales con el apoyo de rescate gubernamental demostraron ser inútiles frente a una severa crisis de crédito en el mercado financiero y a una caída de 35 por ciento en la demanda de autos nuevos en Estados Unidos desde octubre pasado.