La elaboración de faroles imperiales cuenta con una historia de casi dos milenios. Cuando el emperador Guangwu, de la dinastía Han, hizo de Luoyang la capital, ordenó colgar linternas de colores en el palacio durante los banquetes y las celebraciones. Más adelante, las técnicas de su elaboración se volvieron populares entre el público, lo que llevó a su desarrollo.
Además de iluminar, las linternas ostentaban el lujo y la riqueza de la familia real, razón por la cual era indispensable una exquisita decoración con caligrafía, pintura, y esculturas de dragones y fénix, entre otros símbolos de la suerte, como por ejemplo: dos dragones jugando con una gran perla. Ya que la gente depositaba sus deseos en los faroles, nacieron los de triunfo en pruebas, de paz y armonía, entre otros. También varían mucho en estilo y formas, siendo los más comunes los que tienen formas de cuadrados, hexágonos y octágonos.
Normalmente un artesano necesita por lo menos ocho días, desde el dise?o de la linterna hasta su finalización, para llevar a cabo los 100 procedimientos, como la carpintería, tejido y pintura.