Yam
El Reino de Yam ciertamente existió como un compa?ero comercial y posible rival del Antiguo Egipto, aunque su ubicación exacta ha demostrado ser casi tan evasiva como la mítica Atlántida. Basada en las inscripciones funerarias del explorador egipcio Harkhuf, parece que Yam era una tierra de “incienso, ébano, pieles de leopardo, trompas de elefante y boomerangs”.
A pesar de las aseveraciones de Harkhuf de viajes por tierra de más de siete meses, los egiptólogos han colocado desde hace mucho a la tierra de los boomerangs en apenas unos cientos de kilómetros del Nilo. El sentido común dice que no habría forma de que los antiguos egipcios hubiesen cruzado la inhóspita extensión del Desierto del Sahara. Además hubo algunas preguntas respecto a qué podrían haber encontrado del otro lado del Sahara. Pero parece que hemos subestimado a los antiguos comerciantes egipcios, porque los jeroglifos descubiertos recientemente a 700 kilómetros al suroeste del Nilo confirman la existencia del comercio entre Yam y Egipto y se?alan la ubicación de Yam en las tierras altas de Chad. Exactamente cómo cruzaron los egipcios cientos de kilómetros de desierto antes de la introducción de la rueda y con tal sólo mulas sigue siendo desconcertante. Pero, por lo menos, su destino ya no se encuentra envuelto en dudas.