Por Rocío Huang
Ocho meses después de recibir el Premio Nobel de Literatura, el escritor peruano Mario Vargas Llosa realizó su segundo viaje a China, la que ya había visitado hace 15 a?os por intereses personales.
En Beijing, segunda parada del reencuentro, Vargas Llosa recibió el título honorífico de Investigador del Instituto de Literatura Extranjera de la Academia de Ciencias Sociales de China y pronunció la conferencia titulada Testimonio de un Escribidor en el Salón de Conferencias de la propia institución.
Centenares personas, entre ellas académicos especializados en literatura extranjera, profesores y estudiantes de espa?ol de varias universidades de la capital e integrantes de la colonia hispanohablante establecida en la ciudad, así como medios de comunicación chinos y extranjeros, acudieron a la ceremonia, que tuvo lugar en la ma?ana de este viernes, y escucharon el discurso del novelista, que no ofreció declaraciones a la prensa.
El título de honor de la Academia fue otorgado con anterioridad a otros grandes escritores que también ganaron el Premios Nobel de Literatura, como el francés Jean-Marie Gustave Le Clézio (2008), el japonés Kenzaburō ōe (1994) y el turco Orhan Pamuk (2006), además de al semiólogo y filósofo francés de origen búlgaro Tzvetan Todorov (Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2008).
En su discurso, Vargas Llosa hizo una breve rese?a de su vida y obras, destacando pasajes de su infancia, como el “inicio de la vocación”, muy importante en su creación literaria. Reconoció que cuando era joven, su país atravesaba una época muy difícil, en la que había censura muy estricta y los partidos políticos eran clandestinos. Entonces era casi imposible para los jóvenes dedicarse a escribir literatura.