Tanto el presidente Mao Zedong (1893-1976) como la leyenda de las artes marciales Bruce Lee (1940-1973) son - cada uno a su manera - un símbolo de reafirmación de la identidad nacional china.
Mao cambió la historia del gran país asiático proclamando la fundación de la República Popular China en octubre de 1949, mientras, en la pantalla de los cines de todo el mundo, Bruce Lee se expresaba sin necesidad de traducciones haciendo pedazos de una patada un cartel con la frase: “No se permite la entrada a perros ni a chinos”, en una de las míticas escenas de Pu?os de Furia (Fist of Fury).
Este cartel estaba supuestamente colgado en las entradas de los parques del Shanghai colonial, y se convirtió en un símbolo de humillación nacional.
En 1974 Mao fue diagnosticado con cataratas y los médicos le aconsejaron limitar sus horas de lectura, de modo que empezó a interesarse por el séptimo arte. Después de una gran dosis de películas biográficas, tales como las de Abraham Lincoln y Napoleón, mudó su atención a las producciones de Hong Kong.
La tarea de seleccionar los filmes cayó en manos de Liu Qingtang, viceministro del Ministerio de Cultura, un antiguo bailador de ballet que adquirió notoriedad gracias a sus contactos con Jiang Qing (Esposa de Mao).
En esos momentos las relaciones a nivel cultural entre Hong Kong y la República Popular eran inexistentes. Liu viajó a Guangdong en busca de ayuda de las autoridades locales, pero esas tampoco tenían manera de contactar con el mundo del cine de la concesión británica. Finalmente a través del director de la sección de Hong Kong de la agencia de noticias Xinhua se contactó con un abogado que a su vez era amigo de Sir Run Run Shaw, magnate de la industria cinematográfica de Hong Kong.