Existe una amplia gama de antigüedades, incluyendo a objetos de bronce, lingotes de oro y plata, porcelana, artículos de jade, caligrafía y pintura, inscripciones sobre piedras, etc. Originalmente, sólo eran decoraciones, pero en la actualidad son utilizados para la investigación y colección.
El comercio de antigüedades es relativamente único; desde las decoraciones para puertas a muebles para tiendas, es antiguo, elegante y lleno de sabor cultural. En el pasado, la fama era lo más importante para las tiendas de antigüedades; excavar tumbas y vender objetos falsos estaba prohibido. En la actualidad, los compradores y vendedores deben de distinguir entre lo auténtico y lo falso a través de los conocimiento de valoración profesional. Los expertos no sólo pueden juzgar la calidad de una antigüedad, pero también su valor.
Las tiendas de antigüedades no cuentan con el mismo número de clientes que otros tipos de tiendas. No obstante, existe el antiguo dicho de: “ninguna venta en tres a?os, pero una venta paga por la comida de tres a?os.” Aunque es una exageración, contiene un poco de verdad en cuanto al comercio de antigüedades.
Los due?os de las tiendas de antigüedades no sólo saben mucho pero también cuentan con buenos modales al relacionarse con los clientes. La comunicación es muy importante, ya que los acuerdos suelen depender de las alentadoras conversaciones entre compradores y vendedores. Manteniendo a los clientes también es importante, por lo que las tiendas suelen contar con mesas y sillas para que los clientes beban té y charlen; algunos incluso cuentan con habitaciones especiales donde los clientes pueden evaluar las antigüedades tranquilamente.
En algunas tiendas, las antigüedades son divididas en nacionales y extranjeros, y son exportados a extranjeros o vendidos a clientes locales.
Hoy en día, las antigüedades son vendidas en subastas. Sin embargo, en el pasado, las antigüedades eran vendidas a través de una oferta secreta; el comprador que ofrecía el precio más alto conseguía la antigüedad. Como resultado de ello, la costumbre dicta que no se publiquen los precios.
En el pasado, los comerciantes de antigüedades se reunirían juntos para realizar una evaluación, y el que realizase la peor evaluación pagaría por la comida. Es como el Salón de Antigüedades de la actualidad.