Zhai Tiantian, estudiante chino acusado de ‘terrorismo’ en Estados Unidos, muestra a un periodista en Beijing cómo fue esposado en dicho país.
Hace ocho a?os, Zhai Tiantian se marchó de China para llevar a cabo sus estudios superiores en Estados Unidos. Hace tres días, este estudiante de doctorado regresó a su país con una acusación de “terrorista potencial” a sus espaldas.
Zhai, de 27 a?os, antiguo estudiante del Stevens Institute of Technology, en Nueva Jersey (EEUU), se encontraba cursando un doctorado cuando el centro académico decidió expulsarle en marzo, acusándolo de violar de forma grave el código de conducta estudiantil. Zhai se convirtió en titular en la prensa norteamericana y estadounidense tras su detención el 15 de abril pasado acusado de terrorismo.
La Universidad comunicó a la policía que Zhai había realizado una llamada telefónica en la que amenazaba con “hacer arder el edificio de la universidad”- una acusación que Zhai desmiente categóricamente.
“Nunca amenacé con quemar el edificio de la escuela”, explicó Zhai, originario de Xi’an, en una entrevista a los medios chinos el pasado viernes. Según el estudiante, fue una disputa verbal con Joseph Staley, el vicepresidente segundo de su centro académico, lo que condujo a la polémica. “Staley puso en duda mi solvencia financiera y estaba buscando una excusa para expulsarme de la escuela”, explica Zhai.
El 14 de abril Zhai recibió una carta de Staley en la que le indicaba que debía abandonar Estados Unidos en el plazo de una semana y que su visado de estudiante sería revocado.
Zhai llamó a la escuela al día siguiente y, según él mismo explica, sus palabras exactas fueron: “Voy a acabar con el (Instituto) Stevens en los medios y en los tribunales” (en inglés, ‘a(chǎn)cabar con’ puede expresarse con el verbo ‘burn’, que literalmente significa ‘quemar, arder’, de ahí la controversia).
“Sacaron mis palabras de contexto”, explica Zhai. “Yo nunca amenacé con quemar la escuela o hacer da?o a nadie”, argumenta. Como resultado, Zhai pasó los cuatro meses siguientes en prisión, algo que le hizo “mucho da?o”, comenta.
Durante los primeros dos meses y medio en prisión, Zhai fue aislado del exterior y se le proporcionaba poca comida. “No había ningún preso de raza blanca en aquel lugar”, explica. “Otros reclusos me robaban la comida y me golpeaban si me resistía, dejándome maltrecho”, cuenta Zhai mientras muestra una herida en su mano derecha.